Esta semana fuimos, como ISJ, a una conferencia sobre la
gestión de cambios en una empresa, es decir, cuales son los pasos necesarios para adaptarse a cualquier cambio,
incluida la crisis.
La conferencia fue muy interesante, aunque a nosotros nos
tocaba poco el tema del que hablaba, de momento, primero tendremos que despegar
y después veremos si tenemos que hacer cambios.
Cuando llegaron los ruegos y preguntas, uno de los
asistentes preguntó por su propio cambio que, en este caso, no tenía nada ver con la crisis, sino que era una sucesión
generacional. El había terminado sus estudios e iba a tomar el mando, poco a
poco, de la empresa que, con tanto trabajo, había levantado su padre. Se
quejaba de que los trabajadores no le respetaban, especialmente los que
llevaban en la empresa muchos años, lo veían como un niño, que no tenia ni
idea, no tomaban a bien sus ideas ni sus cambios y, poco menos, que se reían de
él.
Tengo que reconocer que no me dio mucha pena su situación.
Recordaba cuando llegué a mi primer trabajo en Linares. Un trabajo en el que
cobraba menos que antes pero en el que iba a ser responsable de compras,
almacén y expediciones, todo un reto. Yo no era familia de los dueños, solo era
una currante más que se tenía que enfrentar a los problemas de cada día, que en
un departamento de logística son muchos, y, además, era mujer, con lo que
también tenia que enfrentarme a mis propios “subordinados” (para mi eran mis
compañeros, solo es para explicar que ellos trabajaban bajo mis ordenes).
Eso si fue una ardua tarea. Boicoteaban mis ideas, decían
autenticas barbaridades de mi a mis espaldas y se reían de mi en mi cara. Una
vez llegaron a esconder material para que tuviera que buscarlo mientras la
producción seguía avanzando, supongo que con la feliz idea de que me llevara
una bronca de mi jefe. En fin, la misma guerra.
Se de lo que la gente es capaz de hacerte si creen que
pueden, pero a este chico no podían. El chico que pregunto es el hijo del dueño y, muchas veces,
solo por el hecho de ser un hombre te tienen algo más de respeto. Una mujer en
un trabajo en el que algunos todavía consideren que es masculino tiene que ser
poco menos que una guerrera. Por desgracia, el mundo sigue siendo así, y las
mujeres siempre tenemos mucho más que demostrar que los hombres cada día.
Yo lo
hice, y con el tiempo, fui respetada y mis compañeros fueron por fin mis
compañeros y trabajamos juntos haciendo piña.
Amigas, no os digo que el camino vaya a ser fácil, solo que
merece la pena andarlo..
"Warrior Woman" Ilustración: Mario Wibisono |
"Warrior Woman" Ilustración: Mario Wibisono |
"Warrior Woman" Ilustración: Mario Wibisono |
1 comentario:
Por desgracia es así, como lo cuentas.Pero si eres serio, capaz y responsable en tu trabajo, con el tiempo te haces respetar.Lo importante es no rendirse.
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