miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cosas que Importan..


Mañana vuelvo a casa por navidad. Así que ayer pasé a despedirme de los amigos. Tuvimos la suerte de que, en el garito donde nos íbamos a juntar, había un dj, todo para nosotros, que nos puso una selección de música funky que, por supuesto, las chicas aprovechamos para bailar un poco, eso sí, al aire libre, al aire libre de una noche de diciembre…
Hablaba con la chica que bailaba conmigo. A ella le encanta bailar, cierra los ojos y se deja llevar por la música, la siente, deja que pase a través de ella y le muevan los pies, sin vergüenza ni complejos, completamente libre.
Cuando hablaba con esta chica, le contaba como había tomado la decisión de venir a San José, a que queríamos dedicarnos y el miedo que daba todo eso. Ella me dijo algo que no olvidaré nunca y que quiero compartir con vosotros, porque debe ser de las cosas más sabias que me han dicho en mi vida. Me dijo que las cosas podían salir bien o mal, nadie tiene la receta del éxito, pero que aprovechara este tiempo, ahora que todavía soy joven, para conocerme a mí misma, porque mucha gente no se conoce. Me dijo: “Cuando vives en una ciudad, tienes trabajo y un montón de cosas que hacer, no tienes tiempo de pensar, ni de mirarte al espejo. Eres lo que tienes que ser, lo que alguien espera que seas, pero no sabes si eres lo que tú quieres ser. Te aferras a tus cosas materiales, a tu ropa, zapatos, joyas, lo que sea, para ser lo que tienes que ser y da miedo mirar al fantasma que hay en el espejo y darte cuenta de que no eres tú. Si eso lo ves siendo joven, puedes rectificar, hacer lo que quieres y lo que realmente tienes que hacer en tu vida para sentirte tu misma, satisfecha de lo que haces. Pero si te planteas todo eso cuando ya tienes 50 años, ya es demasiado tarde, y verás que has hecho un montón de cosas en tu vida que no te han gustado y no te han llevado a ser más feliz, y será muy difícil hacer algo para cambiarlo.”
A veces, la vida es sorprendente, sales a tomar unas cañas y felicitarles las fiestas a unos amigos, y te dan una de las lecciones más importantes que vas a aprender en la vida..
Ilustración: Vida Autora: Catalina Estrada

PD: Os dejo una nueva dirección para que visitéis un blog de pintura que os va a encantar.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Buscando Oro..

Nuestra incansable búsqueda de aventuras y de nuevos lugares para llegar a conocer mejor nuestro Cabo de Gata, hoy hemos llegado a la Mina María Josefa, una antigua mina de oro cerca de Rodalquilar que dejó de explotarse hace ya muchos años por falta de rentabilidad.
Hemos dejado el coche a algunos kilómetros, para aprovechar y hacer algo de senderismo, hay que mover las piernas para mover el corazón, y disfrutar del desértico paisaje de la zona, lleno de chumberas e hinojo. Olía fenomenal todo el camino, que además era bastante cómodo, ya que, tiempo atrás, había sido el camino por donde transportaban los camiones desde la mina que, aparentemente, ha sido una de las que más oro a dado de toda España.
Aquel aire perfumado aún ha mejorado más cuando nos hemos acercado a la mina. Sobre el sendero que se acerca la hierba había vuelto a crecer. Una cadena metálica nos avisaba del peligro, ya que los pozos no están cerrados, apenas rodeados por una pequeña alambrada decrepita y fácil de traspasar, aplastada y retorcida por los que ya han intentado acceder por tan peligrosa zona. Uno de los pozos sí tiene acceso, más bien complicado, pero posible. Para mí, no era tan posible, así que he esperado fuera, pacientemente, esperando no tener que llamar a las fuerzas del estado para tener que rescatar a nadie. Podéis estar tranquilos, aparentemente no era para tanto y todos hemos salido ilesos, yo también me incluyo porque no me ha dado un infarto ni nada ...
Hemos seguido subiendo el monte, dejando la parte principal de la mina atrás, allí hemos encontrado dos escombreras, una al pie del camino y otra subiendo el cerro, y, lo más sorprendente, un vehículo aparcado. Sorprendidos, sobre todo por la escarpada y escondida zona en la que estaba aparcado, hemos supuesto que se trataba de cazadores, ya que habíamos visto que hay un coto privado de caza por la zona, nos hemos olvidado del tema. La subida al cerro era bastante difícil pero a mi me preocupaba más la bajada, era todo piedra suelta y una zona francamente escarpada, así que he decido quedarme abajo, cerca del coche de los supuestos cazadores, con una piedra en cada mano, por si me atacaba algún bicho, una oveja o algo, yo que sé... y he dejado al "sherpa extremo" que subiera tranquilamente y que bajara, menos tranquilamente.
Estando aún arriba, veo a dos hombres que se asoman por detrás del cerro, pero sin armas, cosa que me tranquiliza, porque con mis dos piedras no llego hasta allí. No había llegado abajo aún, cuando han empezado a bajar.
Viendo que no eran cazadores, hemos imaginado que iban a lo mismo que nosotros, a ver minerales, así que nos hemos esperado abajo para hablar con ellos.
Ha sido increíble!!. Hemos conocido a una de las personas que deben saber más de minerales de España, sino del mundo. Nos ha dado una autentica clase magistral sobre los minerales de la zona, donde se pueden encontrar piezas buenas, eso sí, de microcristales, que es lo único que hay. Armados con sus cascos con lámpara, para poder acceder de manera segura a algunos pozos, y una lupa para poder ver los microminerales.
Eso sí, todo esto nos lo ha contado una vez nos ha dicho que les hemos dado un susto de muerte, porque está prohibido coger nada del parque natural y pensaban que eramos policías o guardias civiles preparados para multarles. Además, como a la que habían visto cerca del coche era a mí, habían pensado que como era pequeñito, seguro que tenia "mala leche". De hecho, hemos hecho huir a los otros dos compañeros, que han llegado andando hasta la entrada del pueblo, intentando que no les asociaran con las personas del coche.
Ha sido muy divertido, nunca me habían confundido con un policía bajito, pero sobre todo ha sido increíble ver el conocimiento y el respeto que sentía este hombre por los minerales y por la zona. Hemos sido emplazados a visitar su pequeño "museo" mineral, al que estaremos muy honrados de ir. Además nos ha regalado dos de los minerales que ha encontrado hoy: una farmacoalumita y una escorodita. Es genial ir a explorar una mina abandonada en un desierto y encontrarnos a las personas más simpáticas e interesantes que hemos conocido desde que estamos en San José..
Foto de la Mina María Josefa. Autor desconocido.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Let it snow..


Irremisiblemente, se acerca la navidad, es más, está tan cerca que ya ha empezado a nevar en “Primer día…” ¿Veis los copos caer? Ya no hay forma de parar esto!!
Pronto volveremos a casa por navidad, como el turrón. Volveremos a ver a la familia y los amigos. A comer y beber de más. Y a que nos embargue ese espíritu navideño, que te hace ir por la calle felicitando las fiestas a todo aquel conocido que te encuentras por la calle, como si no pudiera haber ningún pensamiento triste, ningún problema ni ninguna ausencia que pudiera, o debiera, preocuparnos en navidad.
Pienso que este pensamiento positivo en estas fiestas es algo que debiéramos tener todo el año. Eso sí, me refiero solo al pensamiento positivo, no al derroche habitual de la época ni, desde luego, a olvidarnos de todos los problemas del mundo. Ese pensamiento, ese sentimiento positivo, esa disponibilidad mental a estar contento, es posible que nos pudiera ayudar a ver más allá, a salvar ese  muro en el que parece que estamos esperando a estrellarnos porque no vemos el modo de esquivarlo o de derribarlo. Pero seguro que existe el modo, existe…
 Para mi proyecto personal, supone un parón brutal, justo cuando empezaba a moverse. Ahora todo es para después de las fiestas. Todo el mundo trata de terminar sus tareas para este año y no tomar nuevas decisiones hasta que acabe la navidad. Tal vez nos venga bien pararnos un poco y sentarnos a pensar, a andar sin correr, a preparar la estrategia para el año que viene y ver, claramente, a donde vamos y como lo vamos a conseguir. Yo, además, tengo mi curso aún a medias, así que también me viene bien centrarme solo en una cosa, focalizar las fuerzas en un solo punto.
El caso es que pronto estaré de nuevo en casa. Tengo muchas ganas de ver a mi gente, volver a verles, a hablar con ellos mirándoles a las caras y tocarlos de nuevo. Les he echado mucho de menos. Mientras tanto: Let it snow, let it snow, let it snow..



miércoles, 14 de diciembre de 2011

Soledad Cibernética..


Por naturaleza soy una persona a la que le gusta mucho su libertad, su independencia y que va un poco a “su bola”, lo que me convierte en una persona un poco solitaria y nada cumplida. Si no me apetece ver o hablar con alguien, no lo hago, y espero que no lo hagan conmigo… A pesar de esto, mis amig@s me quieren y me soportan, me entienden y me respetan. Ya saben como soy, así que no les extrañan mis cosas, creo que incluso las aprecian, aunque algunos me abroncan de vez en cuando. Es por esto, que no me ha costado mudarme a un pueblo de 400 habitantes (durante el invierno, al menos) y pasar gran parte del tiempo sin hablar con nadie.
Pero hay algo que me resulta extraño hasta a mí. Cada vez la gente está más sola, y no creo que sea exactamente por elección.
España es un país en que la gente en general es amable y sociable, es posible que tenga algo que ver con el clima o las horas de sol, o que en gran parte de ella “vivimos en la calle” De toda la vida los vecinos se han saludado, no los del mismo bloque, sino también los de la misma calle. La gente se conocía en los barrios y cuidaban (y chismorreaban, también, no nos vamos a engañar) los unos de los otros, había contacto humano. Esto ahora no pasa. Ya no conocemos a los vecinos, ni siquiera sabemos como se llaman, como mucho mantenemos una conversación incomoda sobre el tiempo dentro del ascensor si coincidimos con ellos, así que ni hablar del barrio o la calle. Sin embargo, pasamos horas hablando por teléfono con gente a la que casi nunca vemos, conocemos gustos musicales o qué están haciendo personas que están a cientos de kilómetros y con las que, tal vez, hemos coincidido alguna vez en algún lugar del que ya no nos acordamos, pero que es nuestro amigo en alguna red social. No estamos incomunicados, no es que no hablamos con la gente, es que lo hacemos de otra manera, y cuando no queda más remedio que hablar con tus amigos y familia de esta forma, está bien, la tecnología nos ha acercado lo que antes estaba lejos, pero es una pena que no conozcamos a nuestro vecino, ni tengamos el más mínimo interés en ello, ni crucemos más que un forzado “buenos días” con él y, sin embargo, si tengamos tiempo para molestarnos en que ha dicho “fulanito de copas”, que es amigo del amigo de una amiga,  ayer sobre el partido de futbol, que ni siquiera te gusta.
¿Es sana esta forma de relacionarte? ¿Realmente se crean amistades de verdad de esta forma? Creo que perder el contacto entre nosotros va en contra de nuestra propia naturaleza, somos animales gregarios, alejarnos de nuestros propios sentimientos hacia los demás nos dejará vacios..
Imagen de Mundohispano.com

PD. He adjuntado un nuevo blog a la lista; Mis Detalles Artesanales. Son de una amiga que hace todas estas cosas a mano y son geniales. Ya tiene una cliente para estas navidades!!

viernes, 9 de diciembre de 2011

La Despedida..


Recuerdo como si fuera ayer el día que se marchó. De esto hace ya casi 10 años. Marchaba ilusionado y triste, contento por la oportunidad que se le presentaba, por su futuro brillante en una nueva empresa, en un nuevo país, con su flamante coche nuevo, que al ser italiano no estaba preparado para las frías temperaturas a las que se iba a tener que enfrentar. Y triste por tener que abandonar a la mujer a la que amaba. Allí iba el valiente aventurero en pos de su nuevo lugar en el mundo!
Al darse el último abrazo, él parecía muy triste, ella lloraba. La consoló recordándole que su separación sería temporal, no más de un mes, y después estarían juntos siempre. Él la esperaba loco de amor en su nuevo hogar helado.
Pero ella sabía la verdad. Cuando él estuviera en un nuevo trabajo, en un nuevo país, conociendo gente nueva, viviendo una experiencia nueva, ella no sería más que un recuerdo, un lastre del que no iba a saber cómo librarse y lo haría de la peor forma; dejando de llamarla, de escribirle, ignorando sus correos y mensajes, a no ser que ella misma se proporcionara un final más digno. Nunca vi una mujer más fuerte, supe que lo haría aunque el dolor le arrancara el alma.
En aquel momento, intentó no pensar en eso, quiso creer que había esperanza, pero sus lágrimas la delataban, sabía que era la última vez que lo vería en su vida y eso le destrozaba el corazón.
Finalmente él partió con un beso latiéndole aún en los labios, negándose a creer que iba a ser la última vez que la tuviera entre sus brazos. “Nos veremos en un mes” se decía a sí mismo. Pero eso nunca ocurrió…
"Despedida" Pintor: Alvaro Reja.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Atardecer en San José..

Ante estas imágenes no tengo mucho que decir. Es el atardecer de hoy desde el mirador de Josefina Huertas en San José. El último rayo de sol del día..
Foto: MCruz 

Foto: MCruz 

Foto: MCruz 

viernes, 2 de diciembre de 2011

La Muerte del Loro ..

     Mis primeros compañeros de piso en Sevilla tenían un loro, bueno, una lora, lo que pasa es que se enteraron después de 30 años de que era hembra y para entonces ya llevaban 30 años llamándola “Curro”.
    Curro era un pobre animalito que había sufrido una embolia, o algo similar, meses antes. Tenía siempre la cabeza inclinada a la derecha, no sé si por el ataque o esto ya venía de antes, una pupila fija y dilatada (sí, como en las películas de crímenes) y el ala derecha medio colgando. Me temo que la pobre sufría mucho, de hecho, luego me enteré de que, cuando tuvo el ataque, el propio veterinario les pidió que le hicieran la eutanasia, pero mi casera no quiso, adoraba a Curro, llevaba en su familia más tiempo que ella y le daba mucha pena deshacerse de Currito así. 
Cuando digo que llevaba más tiempo que ella en la familia, es que el loro llevaba 35 años (eso equivale a unos 100 años en una persona) en su casa. Vamos,  que cuando ella nació el loro ya estaba allí.
    El novio de mi casera era un espécimen extraño que se podía pasar más de una hora hablándote aunque no le miraras, subieras el volumen de la tele o te fueras del salón para evitarle. Te preguntaba por los polímeros metálicos y las tecnologías extraterrestres te interesara o no el tema (en este caso era que no). Entre los amigos los llamábamos “er manué” porque nos resultaba más gracioso.
    Puestos en antecedentes, mi historia comienza un lunes de agosto, como siempre había salido de Jaén esa misma mañana a las 5:00 horas, y después de 2 horas y media conduciendo, llegué a Sevilla directamente a trabajar. Cuando por la tarde, sobre las 18:00 horas aproximadamente, llegué a casa, allí estaba er manué, desparramado en el sofá, como siempre, mirando la tele, como siempre, con la misma ropa de siempre y con cara compungida, también como siempre.
    Me preparé un té, quería ver un rato la tele, que es lo que me gusta hacer cuando llego del trabajo, para después encerrarme en mi habitación. Después de un día tan largo no tenía ganas de ir al gimnasio. Así que me fui con mi té al salón y me senté en el sofá en el que no estaba tirado "er manué", me quedé mirando la tele, mientras él me soltaba otra de sus interminables disertaciones sobre “Díos sabe qué” y yo me esforzaba en que el sonido de su voz me pasara de largo sin tocarme.
Todo siguió así hasta que, cuando ya había acabado mi té y me disponía a huir despavorida a mi habitación, er manué me preguntó: “¿No ves muy mal a Currito? Creo que lleva un tiempo en el que está mucho peor que antes”. Yo me pregunté como el pobre animalito podía estar peor, mientras respirara estaba igual que la primera vez que lo vi, pero le contesté: “ Pues la verdad es que no lo veo peor, creo que incluso a mejorado un poco tiene las plumas más brillantes y habla más que cuando llegué a esta casa (¡bendito día!), ¡Si está mejor que yo!” Él insistió un poco en el tema, pero yo ya estaba saliendo por la puerta y ahí quedó todo, o eso creí.
Me encerré en mi habitación, como siempre, y me puse a hablar por teléfono. Oí un par de golpes muy fuertes que parecían venir del salón. Me sobresalté pero no me preocupé mucho, se habría caído algo. Después oí dos portazos, uno parecía venir del mismo salón y el otro de la puerta de la calle. Reconozco que sentí curiosidad por lo que podría estar pasando, pero no quería arriesgarme a encontrarme con el cansino de er manué otra vez, así que decidí no salir de mi dormitorio. Seguramente, habría vuelto mi casera y estarían peleados, como siempre, y se habría encerrado en su habitación con llave, como siempre que discutían. En fin, nada nuevo.
¡Nada nuevo!, ¡Ja!, Eso creía yo. Una hora después de los portazos, se oye insistentemente el telefonillo.
Nunca contesto, porque sé que nunca es para mí. Yo estaba sola en Sevilla. Pero ante tanta insistencia contesto por si es la otra compañera que no tiene llave del portal. ¡Craso error! No es la otra compañera, ¡es er manué! que se había marchado dando dos portazos, a pesar de estar solo en aquel momento. Me explicó por el telefonillo que tenía que subir a recoger una última bolsa que se había dejado en casa y que no tenía llave porque, siguiendo las ordenes de su novia, las había dejado en el buzón antes de marcharse y que, estando ya de camino, se había dado cuenta de que se le había olvidado algo. ¡Ahí lo llevas!
Como a mí esa historia me importaba bastante poco, le abrí la puerta, a ver si así se callaba, y me volví a encerrar en mi habitación antes de que subiera, con un poco de suerte no me volvería a tener que topar con él nunca más... Otro error. El interfecto llama a la puerta de mi habitación, ¡Sal, sal! ¡Tienes que ver una cosa!. Yo pensé para mí: “Algo de lo que se ha caído se ha roto y con lo que le gusta a este un drama me lo tiene que contar”. Pues no, me guía hasta el salón, llorando como una magdalena y me señala al loro tumbadito de costado sobre su jaula. ¡El loro estaba muerto! Aunque sí, a mi también me pareció un poco raro que un ave se tumbe para morir.
Me dice: 
-“¿Es lo que yo creo?”-
 A lo que contesté: 
-“Hombre, la cosa tiene mala pinta”-
Entonces empezó el drama de verdad:
- “¡Aaaaayyyyy!, Dios mío. Cuando ella lo vea, que ha volcado todo su amor en el animalito tras la muerte de su madre, que ella identifica al loro con su madre muerta y le ha dado todo su amor como si fuera a ella. Lo va a pasar muy mal.”
A lo que yo dije: 
-“Deberíamos llamarla”-
-          “Sí, sí, eso llámala tú.”- me contesta.
"¡Qué jeta tiene el tío este!", pensé para mi, pero la llamé igualmente. Teniendo en cuenta que, por fin, le había echado de casa, era posible que no le cogiera el teléfono.
 Ella se puso muy nerviosa cuando le dije que parecía que Currito estaba muerto, y nos pidió que lo lleváramos al veterinario. Yo pensé: “¡Si está muerto!, Pretende que le hagan la autopsia por si ha sido asesinado por un ajuste de cuentas. Si quieres también llamamos a la policía científica” El caso es que no le dije nada, estaba claro que se había asustado y estaba preocupada, pensé que, tal vez, era mejor que lo viera ella misma, y, como se suele decir en Sevilla,  ¿El perro es mío ni ná?. Imaginé que, dadas las circunstancias, er manué lo llevaría a su veterinario habitual. Otro error, vaya día que llevaba. Er manué no tenía coche, así que me pidió que le llevara al veterinario. Metió al loro en una caja de zapatos y allá que nos fuimos con el loro muerto por Sevilla.
Paramos en una veterinaria que había a la vuelta de la calle y que nos dijo que parecía que estaba muerto, pero que si queríamos ir a su veterinario habitual por si podía hacer algo... “¡Pero si está muerto! ¡Tanto cuesta dar el parte de defunción de un loro!. Pero bueno, ella es veterinaria, sabrá más que yo, igual no está muerto y solo está grave” pensé.  
A todo esto, er manué le estaba soltando toda una disertación a la veterinaria sobre hacerle el boca a boca al loro para reanimarle. Él sabía como hacerlo, porque fue conductor de ambulancias durante un tiempo. A lo que la veterinaria contestó, con un aplomo que yo no hubiese sido capaz de tener, que es muy difícil hacerle ese tipo de reanimación a un loro ya que las aves no tienen pulmones, sino bolsas de aire bajo las alas.
Mientras, llegó mi casera, toda alterada la pobre mujer. Incluso rozó el coche al salir del aparcamiento del centro comercial en el que se encontraba tomando café con una amiga.
Cuando entró, vi mi salvación. ¡Por fin podría librarme de todo este asunto!. Estaba claro que iban a llevarlo a su veterinario habitual. Ya estaba allí el coche y yo podría irme a casa. 
¡Error!. Er manué le dijo: “Cariño, tú estás muy nerviosa para conducir, porque no vamos mejor en su coche”,o sea, en el mío. Y por supuesto a ella le pareció una gran idea. Y yo, parda de mí, en vez de mandarlos ha hacer puñetas de una vez y decirles que me negaba a seguir paseando a un loro muerto por todo Sevilla, me dio pena por la chica, que estaba claro que estaba pasando un mal rato y les llevé hasta el otro veterinario.
Fue en ese trayecto en el que vi una de las escenas más dantescas de toda mi vida: Mi casera con la caja con e loro muerto en el asiento de atrás hablando con él. Er manué en el asiento del copiloto contando que podría intentar reanimar al loro haciéndole la respiración artificial con la dificultad añadida de que al ser un ave tenía bolsas de aire bajo las alas en lugar de pulmones (¿dónde he oído yo esto antes?). A lo que mi casera le contesta: “¿Y que haces ahí? ¡Vente para acá y reanímalo!”. Er manué aprovecha uno de los millones de semáforos de la Avenida de Kansas City para bajarse del coche, ponerse en el asiento de atrás y hacerle el boca a boca al loro muerto. Yo lo siento sobre todo por la memoria del loro, que es al que le quitó toda su dignidad después de muerto.
Yo, que veía este espectáculo por el retrovisor del coche, no me lo podía creer. Me he reído muchas veces después acordándome de la escena, pero en aquel momento no. Solo podía pensar: “Quiero despertarme, esto tiene que ser una pesadilla, quiero despertarme”. Pero no era una pesadilla, sino completamente real. Y aún no había terminado.
Llegamos al veterinario de la familia, al que tuvieron que llamar a su casa porque eran casi las 10:00 de la noche, así que nos tocó esperar. 
Cuando llegó, miró con desprecio la caja y abrió la persiana. Para mí que ya entonces sabía que el loro estaba muerto, pero le habían hecho salir de su casa e iban a pagar por ello.
El veterinario estuvo como un cuarto de hora mientras encendía las luces, y se ponía la bata. Después sacó al loro de su caja de zapatos mortuoria y le puso el estetoscopio, le tiró de las alas y dijo: 
-“¡Eeste loro eesta mmmummuerto! (no está mal escrito, es que es tartamudo) Si hasta tititiene rigor mmmortis. Debe llevar al menos 3 o 4 horas mmmummmuerto.“ -
Bueno, por fin alguien se había atrevido a decirlo.
Después de intentar venderles la incineración, les cobró 60€ por decirle: “Señora su loro está muerto”. Yo se lo hubiera dicho dos horas antes gratis o por un módico precio, pero perdí mi oportunidad, y como dicen que la pintan calva, pues la aprovechó el tartaja. 
Así volvimos a casa con la caja, el loro muerto, mi compañera llorando y hablando con el loro y er manué llorando más que mi compañera y diciéndole que cuente con él para todo lo que necesite y yo, que tenia ganas de llorar o de dormir o de mandar a alguien a hacer compañía al loro, pero me las aguanté.
Cuando llegamos a casa, sobre las 11:00 de la noche, yo me fui a mi habitación a meditar sobre la insoportable levedad del ser, del ser loro, me refiero. Y ellos se quedaron velando al loro toda la noche hasta que, a la mañana siguiente, se lo llevaron a enterrar a la casa de la playa de la familia de mi casera.
Unos días después me mudé del piso. Pero como la historia daba para mucho, cuando fui a recoger la fianza, mi casera me preguntó si yo sospechaba que había sido er manué el que había asesinado al loro.
Lo malo es que la investigación sobre el asesinato me la he perdido. Les llamaré un día a ver en que quedo la cosa..

Ilustración estraida de la web amarseaunomismo.com