domingo, 6 de noviembre de 2011

Por qué lo llaman Amor cuando quieren decir… otra cosa?..

Pienso, sinceramente, que el amor, o mejor dicho, el enamoramiento, está tremendamente sobrevalorado. Todo el mundo quiere estar enamorado, ya sabéis, lo de las mariposillas en el estómago y no ver más que por la persona amada. O justo lo contrario, y piensa que el amor es una porquería que solo te hace sufrir. ¿Por qué se le da tanta importancia?
Realmente, creo que solo se puede estar enamorado como tal, una vez, la primera vez, cuando todavía eres poco menos que un crio y todo es nuevo y mágico, los sentimientos son extremadamente intensos y solo el efecto que produce la otra persona en ti puede hacerte tremendamente feliz o tremendamente desgraciado, cuando el mayor problema de tu vida es que esa persona te quiera o no. Pero ¿y después? Es imposible enamorarse igual, es más, si fuera posible sería enfermizo. Todas las experiencias de nuestra vida nos enseñan, aprendemos de ellas, nos nutren, ¿cómo podríamos ser los mismos antes que después?
Afortunadamente, cuando una relación se acaba, haya sido más buena o más mala, al menos has aprendido lo que no quieres en tu vida. Es más, aunque una relación no se acabe, tampoco se puede mantener para siempre al nivel del “enamoramiento inicial”, sería agotador física y mentalmente, y  no me refiero al sexo (que tenéis la mente sucia), sino al nivel de stress que soporta una persona enamorada. No voy a dar detalles médicos, pero si alguien lo quiere dejar como comentario para ilustrar esta entrada, le estaré muy agradecida. Lo que quiero decir es que, esas parejas, ya mayores ambos, que vemos de la mano o que se miran y se sonríen cómplices, y nos parece tan bonito, no están “enamorados” pero si se quieren y se comprenden, que es mucho mejor que esa explosión de sensaciones que acaba, normalmente, en desastre.
Para mí, es mucho mejor una relación en la que las personas se respetan y se entienden, porque es más madura y más sana. Lo que no quiere decir que una de esas “explosiones hormonales” de vez en cuando no esté mal tampoco, pero no deberían idealizarse tanto, ni dárseles tanta importancia ni para bien ni para mal ..
"El beso del Hotel de Ville" Autor: Robert Doisneau.


2 comentarios:

Ada.. dijo...

ay ay ay! que me vas a tocar la fibra sensible, a mi romántica empedernida-chica dura, manual de contradicciones. Y sí lo que pasa es que aprende una a vivirlo como el subidón de cualquier otra sustancia.
Shhh... te voy a contar un secreto: ando experimentando ahora una especie de inflamacoón debajo del pecho que me hace flotar desde dentro y no son temblores, ni mariposas, si no una especie de admiración que... no sé explicar, me da miedo y me atolondra, escondo sonrisas tontas y disimulo intentando normalizar el brillo de mi mirada debajo de una aparente normalidad. Y lo niego y reniego, así que guárdame el secreto...
No pretendo ir off topic, así que contribuyendo al post añadiré que no solo el respeto y el entendimiento son necesarios desde mi putno de vista; este fin de semana pasó por aquí un personaje de mi pasado, y me ha hecho comprender muchas cosas de aquello que parecía amor pero no lo era. Necesito también admirar a la persona que tengo en frente, profundamente, para poder amarlo.
x x x x x

Anónimo dijo...

Muy acertadas divagaciones sobre el amor. Mis felicitaciones.