miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cuando llueve en el desierto..

Cuando salimos de casa ya era de noche aunque aún era temprano. El aire era suave y templado, demasiado para noviembre, tanto que tuve que quitarme la gabardina y el pañuelo que llevaba al cuello y colgarlos del bolso.
Paseamos por el pequeño paseo marítimo del pueblo y subimos la loma, entre las nuevas casas y chalets, hace 10 años la mayoría no existían.
Anduvimos por las calles silenciosas y apenas iluminadas, mirando todas aquellas nuevas edificaciones y el gran cartel de neón que presidia una de las nuevas urbanizaciones gritando en su brillo: “La ola” y que hacía brillar toda la callejuela con un azul fantasmagórico, casi siniestro. No creo que los vecinos de las casas de enfrente estén muy contentos con el dichoso cartelito. Seguimos subiendo solo por la inercia de seguir caminando bajo la noche estrellada, la noche cálida auguraba la calma justo antes de la tormenta y no estaba equivocada. Estando en lo más alto del pueblo vimos un resplandor detrás de la loma que corona el pueblo, así que decidimos volver, justo a tiempo, porque subiendo la cuesta que nos llevaba a casa comenzaron a caer las primeras gotas y el aire se perfumó con el olor de la tierra mojada. Apenas unos minutos después jarreaba sin parar aporreando los cristales de la casa y recordándonos que en el desierto, a veces, llueve y eso es siempre una gran noticia ..
Foto: LLuvia en el Desierto. Autor: Desconocido.

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