Nací para sentir una muerte eterna.
Vivir o morir, siempre es lo mismo.
Olvidado de todos, de todo.
Decadente en mi cuerpo y en mi mente,
mientras me recorren los gusanos
y los cuervos picotean mis ojos.
Lapidado en vida por mis propios lamentos
y maldiciones que aún resuenan en mis oídos.
Como un muerto viviente más,
perdido en las oscuras calles,
donde me veo morir solo y olvidado.
Solo. Foto: Anónimo. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario