Irremisiblemente, se
acerca la navidad, es más, está tan cerca que ya ha empezado a nevar en “Primer
día…” ¿Veis los copos caer? Ya no hay forma de parar esto!!
Pronto volveremos a casa por navidad, como el turrón. Volveremos a ver a la
familia y los amigos. A comer y beber de más. Y a que nos embargue ese espíritu
navideño, que te hace ir por la calle felicitando las fiestas a todo aquel
conocido que te encuentras por la calle, como si no pudiera haber ningún
pensamiento triste, ningún problema ni ninguna ausencia que pudiera, o debiera,
preocuparnos en navidad.
Pienso que este
pensamiento positivo en estas fiestas es algo que debiéramos tener todo el año. Eso sí, me refiero solo al pensamiento positivo, no al derroche habitual de la
época ni, desde luego, a olvidarnos de todos los problemas del mundo. Ese
pensamiento, ese sentimiento positivo, esa disponibilidad mental a estar
contento, es posible que nos pudiera ayudar a ver más allá, a salvar ese muro en el que parece que estamos esperando a
estrellarnos porque no vemos el modo de esquivarlo o de derribarlo. Pero seguro
que existe el modo, existe…
Para mi proyecto personal, supone un parón
brutal, justo cuando empezaba a moverse. Ahora todo es para después de las
fiestas. Todo el mundo trata de terminar sus tareas para este año y no tomar
nuevas decisiones hasta que acabe la navidad. Tal vez nos venga bien pararnos
un poco y sentarnos a pensar, a andar sin correr, a preparar
la estrategia para el año que viene y ver, claramente, a donde vamos y como lo
vamos a conseguir. Yo, además, tengo mi curso aún a medias, así que también me
viene bien centrarme solo en una cosa, focalizar las fuerzas en un solo punto.
El caso es que pronto
estaré de nuevo en casa. Tengo muchas ganas de ver a mi gente, volver a verles,
a hablar con ellos mirándoles a las caras y tocarlos de nuevo. Les he echado mucho de menos.
Mientras tanto: Let it snow, let it snow, let it snow..
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