Hemos dejado el coche a algunos kilómetros, para aprovechar y hacer algo de senderismo, hay que mover las piernas para mover el corazón, y disfrutar del desértico paisaje de la zona, lleno de chumberas e hinojo. Olía fenomenal todo el camino, que además era bastante cómodo, ya que, tiempo atrás, había sido el camino por donde transportaban los camiones desde la mina que, aparentemente, ha sido una de las que más oro a dado de toda España.
Aquel aire perfumado aún ha mejorado más cuando nos hemos acercado a la mina. Sobre el sendero que se acerca la hierba había vuelto a crecer. Una cadena metálica nos avisaba del peligro, ya que los pozos no están cerrados, apenas rodeados por una pequeña alambrada decrepita y fácil de traspasar, aplastada y retorcida por los que ya han intentado acceder por tan peligrosa zona. Uno de los pozos sí tiene acceso, más bien complicado, pero posible. Para mí, no era tan posible, así que he esperado fuera, pacientemente, esperando no tener que llamar a las fuerzas del estado para tener que rescatar a nadie. Podéis estar tranquilos, aparentemente no era para tanto y todos hemos salido ilesos, yo también me incluyo porque no me ha dado un infarto ni nada ...
Hemos seguido subiendo el monte, dejando la parte principal de la mina atrás, allí hemos encontrado dos escombreras, una al pie del camino y otra subiendo el cerro, y, lo más sorprendente, un vehículo aparcado. Sorprendidos, sobre todo por la escarpada y escondida zona en la que estaba aparcado, hemos supuesto que se trataba de cazadores, ya que habíamos visto que hay un coto privado de caza por la zona, nos hemos olvidado del tema. La subida al cerro era bastante difícil pero a mi me preocupaba más la bajada, era todo piedra suelta y una zona francamente escarpada, así que he decido quedarme abajo, cerca del coche de los supuestos cazadores, con una piedra en cada mano, por si me atacaba algún bicho, una oveja o algo, yo que sé... y he dejado al "sherpa extremo" que subiera tranquilamente y que bajara, menos tranquilamente.
Estando aún arriba, veo a dos hombres que se asoman por detrás del cerro, pero sin armas, cosa que me tranquiliza, porque con mis dos piedras no llego hasta allí. No había llegado abajo aún, cuando han empezado a bajar.
Viendo que no eran cazadores, hemos imaginado que iban a lo mismo que nosotros, a ver minerales, así que nos hemos esperado abajo para hablar con ellos.
Ha sido increíble!!. Hemos conocido a una de las personas que deben saber más de minerales de España, sino del mundo. Nos ha dado una autentica clase magistral sobre los minerales de la zona, donde se pueden encontrar piezas buenas, eso sí, de microcristales, que es lo único que hay. Armados con sus cascos con lámpara, para poder acceder de manera segura a algunos pozos, y una lupa para poder ver los microminerales.
Eso sí, todo esto nos lo ha contado una vez nos ha dicho que les hemos dado un susto de muerte, porque está prohibido coger nada del parque natural y pensaban que eramos policías o guardias civiles preparados para multarles. Además, como a la que habían visto cerca del coche era a mí, habían pensado que como era pequeñito, seguro que tenia "mala leche". De hecho, hemos hecho huir a los otros dos compañeros, que han llegado andando hasta la entrada del pueblo, intentando que no les asociaran con las personas del coche.
Ha sido muy divertido, nunca me habían confundido con un policía bajito, pero sobre todo ha sido increíble ver el conocimiento y el respeto que sentía este hombre por los minerales y por la zona. Hemos sido emplazados a visitar su pequeño "museo" mineral, al que estaremos muy honrados de ir. Además nos ha regalado dos de los minerales que ha encontrado hoy: una farmacoalumita y una escorodita. Es genial ir a explorar una mina abandonada en un desierto y encontrarnos a las personas más simpáticas e interesantes que hemos conocido desde que estamos en San José..
Foto de la Mina María Josefa. Autor desconocido. |
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