domingo, 22 de abril de 2012

Hogar, dulce Hogar..


Hubo un momento en que me preguntaba cómo sería tener un hogar. Desde luego siempre había tenido el de mis padres y aún estaba allí, pero después de tanto cambio de ciudad, de casa e, incluso de país, y, sobre todo, durante el tiempo que estuve trabajando para Citroen como delegada de post venta, en el que vivía más tiempo dentro de mi coche que en ningún otro lugar. Iba de León y sus pueblos a Orense y los suyos y a Zamora, los fines de semana volvía a casa de mis padres, teníamos reunión, al menos, una vez al mes en Madrid y asistíamos a cursos varias veces al mes entre Ávila y Madrid, ya no sabía cual era mi casa. Había días que tenía que pararme a pensar dónde estaba.
Entre tanto movimiento, cuando tu casa no es tu casa porque sólo pasas allí un par de días por semana, el resto del tiempo estás viajando y durmiendo en hoteles, estupendos, como todos los hoteles que me reservaba la empresa, pero hoteles al fin y al cabo, tan fríos y solitarios como un banco del parque; cuando la casa de tus padres ya tampoco es tu casa, porque solo vas los fines de semana para no pasar todos los días sola, pero en una habitación que tus padres ya habían dejado para las visitas porque te marchaste hacia años, ya ningún lugar era mi hogar. Sólo encontraba la paz en un lugar, sólo cuando llegaba a San José me relajaba y me sentía, de nuevo, como en casa.
Es por eso que, cuando me planteé donde quería ir a vivir, esta vez elegido por mi y no por cuestiones laborales, no tuve ninguna duda de donde quería estar. Justo aquí donde estoy, justo en San José.
Aunque ahora mi hogar ya no está en un lugar, sino que es una persona. Mi compañero, la persona que me hace feliz y me acompaña en los buenos y los malos momentos. Donde esté él, siempre estará mi hogar..
Foto: Sin Título Autor: Desconocido



2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡GUAU¡¡¡¡¡

Que bonito, que suerte tiene el Jai



Diego

maria jose perez dijo...

Solo puedo decir que, ojalá algún dia, pueda hacer mias tus palabras