Te echo de menos.
Cuando miro por mi ventana
ya no me encuentro con tu mirada azul.
Con tu piel dorada
y brillante al sol.
Ya no siento tu salado
aliento acariciando mi piel.
Ya no paseo por tus secretos,
por los rincones escondidos de tu cuerpo,
esperando desvelar los misterios
de tu corazón de roca negra
y tu alma de fuego.
Te echo de menos.
Ya no me baño en tus lágrimas.
Ya no duermo en tu pecho.
Ya no escucho tu risa
agitada por el viento.
Vista de San José desde Cala Higuera. Foto: MCruz |
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