Os presento mi alma desgarrada en una bandeja de alpaca,
tan destrozada y vencida que estoy segura de que ya no sirve para nada.
Os suplico quemarla, podríais guardaros los trozos o tirarla,
pero con vuestras hábiles manos os empeñáis en salvarla,
os dedicáis con esmero a remendarla, tan ágilmente
que casi no puedo seguir vuestras manos al tratarla.
Cosedoras de almas, mecanicas de corazones rotos,
reparadoras de sentimientos,
asesoras, consejeras, psicólogas, terapeutas,
oidos infinitos de paciencias infinitas,
a todas vosotras: ¡Os quiero!
No sé si os merezco pero doy gracias a la vida cada día
por haberos puesto a todas y cada una de vosotras en mi camino,
algunas desde el principio y para siempre, y a otras, solo un momento.
Aunque no lo exprese, aunque no lo diga, aunque no lo demuestre
y aunque casi no os vea...
A todas vosotras, amigas, hermanas, madres, abuelas,
a todas las mujeres de mi vida: ¡Gracias por existir!
1 comentario:
Tan desgarradora, hermosa y dulce; eres la mejor(aunque no tenga la suerte de verte, siempre te llevo en mi corazón andino)
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