Nos pesan las alas cuando están extendidas.
Duelen las lágrimas de llorar cocodrilos.
Se nos rompe por momentos, este cuerpo de barro.
¡ Qué cosa más extraña es esto de la vida.!
Un músculo que late incierto. Cansado de sentir palos de ciego.
Y siempre contra un muro nuestros deseos.
No hay quien se acostumbre a la rutina de esta herida
Milagro de piel, sangre y sueños.
Un mono desnudo con determinación de existir en la duda.
Nos persigue la esperanza de andar erguidos.
Dos ojos rasgados de vida .
Dos ojos abiertos a un espacio tan inmenso que nos lastima.
El aullido en un orgasmo que llegó hasta la luna.
Un escarbar en el barro con las manos,
para desenterrar nuestros deseos y nuestros huesos.
Resistir en tierra de amor. En tierra de nadie.
Somos agua. Una promesa de tierra en el gran océano.
Seres mágicos que sonríen, lloran y cantan.
Una respiración de fuego que nos incendia el pecho.
Metáfora. Una descarga eléctrica abriendo la flor
de cada pensamiento en nuestra cabeza.
Un embrión de hombre pájaro en el vientre eterno.
Preguntas lanzadas a la cara del aire.
Un estómago que digiere como puede la existencia.
Somos niños que no se acostumbran a dormir sin un beso.
Juan Jimenez Caballero
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