Que suerte encontrar a una persona con la que compartir silencios, silencios llenos de vida, de ideas, esos silencios que preceden a una interesante conversación o con la que finaliza mientras piensas y asimilas lo que has escuchado y lo que has dicho.
Los hermosos silencios que se extienden por todas partes, que permiten oír el sonido de tu respiración y de tu propio cuerpo. Ese silencio que te envuelve, te embarga, te acompaña, te acuna, como una nana en la noche.
No dejemos que las sobrevaloradas palabras nos impidan disfrutar de los bellos silencios.
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