Se va el amor.
A veces despacio,
sin hacer ruido.
Se marcha de puntillas,
sin portazos,
sin rencillas.
Se marcha con el viento,
sin que nos demos cuenta
hasta que el silencio
de repente te envuelve,
atrona tus oídos
y eres consciente de que se ha ido
cuando te ves solo en medio del vacío.
Se va el amor.
A veces como un trueno,
como la erupción de un volcán
que lo quema todo.
Como un tsunami
que lo arrastra todo.
Como un terremoto
que lo derrumba todo.
Y entre los escombros ardientes
mientras las lágrimas rebosan tus ojos
y limpias el hollín de tu cara,
tan solo puedes,
entre carcajadas,
alegrarte de que se haya ido.
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