Hay personas para las que las discusiones son algo horrible y a evitar. Solo puede discutirse por cosas muy importantes y porque no pueda evitarse el enfrentamiento.
No es que esté en desacuerdo, discutir puede ser francamente desagradable, sobre todo dependiendo de con quién y en que tono. Aunque también hay discusiones realmente interesantes en las que, aunque no se esté de acuerdo con el interlocutor, expone su posición y puedes llegar a entenderle mejor.
Pienso que las discusiones sin importancia, esas que realmente no llevan a ninguna parte, las discusiones bizantinas, ese tipo de discusiones largas que enzarzan indefinidamente a sus participantes en largas diatribas sin sentido para el común de las personas, y sin que tales discusiones puedan resolverse jamás porque versan de cosas etéreas que nadie puede probar en un sentido u en otro, dan vida a las relaciones, ya sea de pareja, amigos o familiares, por que, a pesar del desacuerdo, como la discusión no es importante y ambas partes lo saben, no tiene repercusión en esa relación, tal vez un disgustillo de unos cuantos minutos.
Es por eso por lo que creo que nunca se debería discutir por cosas realmente importantes. Los problemas necesitan soluciones y, para solucionarlos, es mejor llegar a un acuerdo entre las dos partes, aunque ninguna de esas partes estén contentas del todo, que intentar imponer cada uno su criterio, ya que, en estos casos, esa discusión no es algo que se olvide en un rato, es como un corrosivo que hace que la relación se vaya desintegrando poco a poco..
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| Justiniano en los mosaicos de la iglesia de San Vital en Rávena. Ejemplo de arte Bizantino |
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