Resuenan mis cuerdas a tu tacto
con un eco infinito que hace vibrar mi cuerpo.
Después, el silencio me devuelve
a la calma solo un instante
en el que, anhelante, espero
el nuevo rasgueo para devolver
la vida al espacio y
luchar contra el sosiego.
Siento en mi piel todos tus sueños,
tu rabia, tu ira, tus deseos, tus miedos,...
A veces rascas con furia pero,
otras veces es apenas una roce,
tan delicado como un susurro,
el que hace estremecer mi carne
hasta los huesos.
Como un beso de aire o
una ráfaga de viento
nace la música que nubla mis sentidos
y me lleva al cielo.
MCruz