Volví a casa con pena,
como todo el que vuelve
vencido de su más importante y terrible batalla.
Con la cabeza gacha,
un nudo en la garganta,
y una lágrima queriendo escapar del ojo derecho,
completamente indiferente a mis deseos.
Había perdido y regresaba vencida...
Tenía que amoldarme, adaptarme, ceder,
hacer lo que todos los demás hacen sin quejarse,
sin rechistar,
ya había intentado vivir mi sueño
y había fracasado.
Asumí mi papel dócilmente,
como algo que no había sido nunca
o algo que había sido siempre sin saberlo.
No pensé poder ser feliz,
me conformaba con mantener la alegría,
al menos a ratos,
y seguir de pie,
tal vez tuviera fuerzas para otra batalla más adelante...
En cualquier caso, cuando volví,
todo era diferente, todo había cambiado
y brillaba de otra manera.
Encontré la luz del sol en una acuarela,
encontré el color del mar en un libro,
encontré dragones con dos patas
y hadas buscando su h.
Encontré vikingos del sur de Europa
y duendes celtas que fabrican cerveza.
Encontré música en todas partes,
y arte en las cosas más sencillas.
Encontré la magia que se encuentra
cuando no la buscas.
La que te encuentra a ti.
Y quien cree en la magia
puede hacer que pase siempre.
MCruz